ANÁLISIS: la igualitaria Israel y el patriarcado palestino que las feministas ignoran

“El patriarcado es un juez / Que nos juzga por nacer / Y nuestro castigo / Es la violencia que ya ves…” Los versos en versión árabe de Un violador en tu camino -el cántico feminista del colectivo chileno Las Tesis- sonaron a principios de diciembre en la embajada israelí en Chile, donde un grupo de mujeres chilenas de origen palestino llevaron a cabo una performance para enviar un “mensaje sonoro -y sororo– a todas aquellas mujeres palestinas que son oprimidas por partida doble: por el patriarcado y por el régimen de apartheid israelí”.

Los movimientos anti-sistema en todo el mundo comparten un discurso transversal en el que caben todas las reivindicaciones que sirvan para desacreditar y sabotear al capitalismo y la democracia occidental, aunque estas reivindicaciones sean entre ellas contradictorias y excluyentes. La causa palestina es una de las puntas de lanza -si no la punta de lanza- de este movimiento, que como todos los fenómenos totalitarios centran buena parte de su ira en los judíos, a través, en este caso, de un Estado de Israel caricaturizado con los estereotipos antisemitas de la nueva xenofobia.

El objetivo de las performances de las chilenas de origen palestino ante la embajada israelí en Santiago -enviar ese mensaje a las mujeres víctimas del “patriarcado y el régimen de apartheid israelí”- es un elocuente ejemplo de la forma en que los anti-sistema regatean a la verdad para llevar a cabo su misión de ataque al objetivo que han elegido ese día, en ese caso el Estado de Israel.

Los opresores de las mujeres palestinas son aquí el “patriarcado”, por un lado, y el “régimen de apartheid israelí”. En primer lugar, es evidente que Israel no aplica ninguna medida específicamente machista o misógina contra la población palestina. Si en algún momento lo hubiera hecho estarían los periódicos llenos. Y hasta los más rabiosos enemigos de Israel han reconocido, en una argumentación que merece ser reproducida para ilustrar su esquizofrenia y cinismo, que la violación como arma de guerra nunca ha sido empleada por el ejército israelí contra las mujeres palestinas.

Lo hizo en 2006 la entonces estudiante de Sociología Tal Nizan en una tesis premiada aunque parezca increíble por el departamento de Sociología de la Universidad Hebrea de Jerusalén. En vez de felicitarse porque los soldados no violen a las mujeres palestinas, Nizan considera que la no utilización de la violencia sexual como arma de guerra es en realidad una estrategia política destinada a “fortalecer las fronteras étnicas”. En una clara contradicción que no sorprende en quien está dispuesto a llegar a estos razonamientos hilarantes para probar la perfidia de los israelíes, en quienes hasta abstenerse de violar puede ser una forma de racismo, la tesis también afirma que los soldados del Tsahal no violan a las mujeres árabes porque éstas no son humanas para ellos.

Pese a todo, el Estado judío es el único sujeto responsable de la opresión de las mujeres palestinas que las activistas de la performance identifican. 

El otro causante de los males de las mujeres palestinas es, según ellas, “el patriarcado”, un concepto abstracto y al que es imposible ponerle cara y al que, al contrario que Israel, no tiene embajada ante la que protestar.

“Los derechos humanos de las mujeres palestinas son diariamente vulnerados no por Israel, sino por sus propias autoridades, ya sean de Hamás en Gaza o de la Autoridad Palestina en Cisjordania”, escribió en twitter sobre la performance la embajadora de Israel en Chile, Marina Rosenberg. Con su certero comentario, la embajadora nos da uno de los nombres que las activistas antisraelíes quisieron dejar fuera de una protesta claramente centrada en calumniar a Israel y no en denunciar la situación de las mujeres palestinas.

La propia performance feminista, añadió Rosenberg, sería impensable en los territorios palestinos: “en el mejor de los casos, serían reprimidas y detenidas por el régimen islamista”. La diplomática se refirió también al problema de la discriminación sexual y sus verdaderos responsables -entre los que no está Israel- en Palestina y buena parte del mundo árabe. “Trabajé varios años en países árabes, incluso con una ONG de mujeres palestinas. Conocí de primera mano la terrible opresión contra las mujeres palestinas por parte de Hamás y de la Autoridad Palestina y por parte de sus propios maridos y hermanos”.

La humillación de la mujer en los territorios palestinos

Esta opresión que a las autoras de la performance les importa menos que acusar a Israel de racista ha sido por suerte documentada por numerosas fuentes más genuinamente preocupadas por reivindicar los derechos de las mujeres y denunciar con nombres y apellidos a quienes de verdad los violan. 

Según concluyó el Índice de Desarrollo Humano de la ONU de 2019, Israel ocupa el puesto 22 en el Índice de Desarrollo de Género. Palestina está en el puesto 119 en este índice medido por niveles de renta, escolarización y esperanza de vida de las mujeres (ver páginas 313 y 314 del informe).

Las pocas estadísticas fiables disponibles -porque a pesar de todos los fondos que la Autoridad Palestina recibe para ellos la lucha contra la violencia contra la mujer está lejos de ser una prioridad para esa administración- muestran que una parte considerable de las mujeres palestinas sufren violencia doméstica regularmente.

El matrimonio de menores a partir de los 15 años para las mujeres y 16 para los hombres fue legal en el territorio administrado por la Autoridad Palestina hasta el pasado mes de noviembre, y según estadísticas publicadas por el Women’s Affair Center de Gaza, un 37 % de mujeres palestinas casadas contrajeron matrimonio cuando tenían menos de 18 años. El porcentaje es del 5 % para quienes se casaron antes de los 15. 

Según esa misma fuente, un 63 % de las jóvenes casadas son víctimas de la violencia de sus esposos. 

Los llamados “asesinatos de honor” -en las que miembros de la familia varones matan a las chicas que han mancillado el honor de la familia con una conducta inmoral– son también una realidad en una sociedad conservadora y a menudo fanatizada en la religión islámica como la Palestina. Al menos 8 palestinas murieron en 2014 asesinatos de honor, un fenómeno que se cobró 17 víctimas en 2015 y no parece preocupar demasiado a las activistas de la performance ante la embajada pese a que sigue matando a mujeres en Palestina. En agosto de este año Israa Ghrayeb, una joven palestina de 21 años, murió asesinada por su propia familia en agosto por publicar una foto suya junto a un hombre en Instagram.

Otra de las barbaridades machistas presentes en la sociedad palestina -e impensables en el Israel que critican las activistas chileno-palestinas- es la práctica de perdonar al violador que acepte tomar como esposa a la violada. Esta aberración estaba prevista en las leyes de la Autoridad Palestina hasta una fecha tan reciente como el 14 de marzo de 2018, cuando las autoridades de Cisjordania la revocaron.

Misoginia institucionalizada

El Consejo Supremo de Fatwa, el órgano de toma de decisiones de la Casa Palestina Fatwa, creada por Yasir Arafat como institución oficial palestina en 1994, ha anunciado que no acepta la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, acrónimo en inglés).

El Consejo dijo que no puede aceptar ninguna disposición de la CEDAW que sea incompatible con las disposiciones de la Ley Islámica de la Sharia.

El Tribunal Constitucional palestino dictaminó en 2018 que los tratados y acuerdos internacionales de derechos humanos deben estar de acuerdo con la identidad religiosa y cultural del pueblo palestino. De hecho, varias ONG señalaron el año pasado que las leyes palestinas están muy por debajo de estándares mínimos exigidos por la CEDAW: no hay igualdad de derechos para las mujeres según la ley palestina existente, incluso cinco años después de supuestamente adherirse a la CEDAW. De hecho, las leyes palestinas para las mujeres parecen no están sino en línea con la ley islámica.

El Consejo de Fatwa dijo que la CEDAW no puede aceptarse, resaltando específicamente las referencias al matrimonio y la herencia. El reparto de la herencia bajo la autoridad palestina se calcula de acuerdo a la ley islámica. Cada mujer recibe la mitad que un hombre. Si no hay hijos varones en el matrimonio, los hermanos del finado recibirán la herencia antes que las hijas. Un entramado de reglas orientada a complicar la herencia a las mujeres, y perpetuar su desigualdad.

El Consejo también reiteró su oposición al aborto, según lo codificado en una ley de 2008. El aborto está prohibido, excepto en casos extremadamente limitados que deben ser aprobados por el Mufti, máxima autoridad religososa

El Consejo Supremo de Fatwa solo tiene miembros varones.

Desigualdad desde la escuela

La desigualdad está anclada en la sociedad palestina desde la más tierna infancia, una sublimación de la violencia, no sólo contra el “eterno enemigo”, el judío, sino otros modelos de violencia intra-societarios.

Los niños palestinos aprenden a través de sus libros de texto que forman parte de una larga tradición de ‘martirio’, una muerte violenta que se les presenta como ideal de futuro de forma insistente y desde varios puntos de vista.

Obviamente, esta exaltación de la violencia está fuertemente ligada a la religión, por lo que se una de las formas en las que se trata de convencer a los niños es ofreciéndoles una visión dramática del infierno que espera a los infieles así como de los placeres -incluso sexuales– con los que en el paraíso se premiará a los creyentes. Así, en el libro de Educación Islámica de sexto curso (estudiantes de 12 años) se explica que en el edén  “el creyente se casa con mujeres castas que no se han casado antes. Y Alá hizo a estas mujeres comparables a zafiros y corales en la intensidad de su belleza”.

Los libros inciden en que los ‘mártires’ son un grupo selecto a los ojos de Alá, que reciben diversos beneficios tras su ‘martirio’, entre ellos casar con “72 esposas elegidas entre las huríes”, tal y como promete un libro de Educación Islámica de noveno curso, es decir, destinado a adolescentes de 15 años. Pero ese “honor” y “recompensa” sólo está reservado para los varones.

Las niñas palestinas también son animadas a sacrificar sus vidas, aunque en su caso no se le prometen vírgenes en el paraíso sí se las recuerda con condescendencia que “las mujeres en el islam son hermanas de los hombres en el sacrificio y el altruismo”. Todo un detalle.

Israel: cárcel para todos los violadores y mujeres en el Ejército

Toda esta información sobre la situación de las mujeres en los territorios palestinos -y en muchos lugares del mundo árabe e islámico- está al alcance de todos con una simple búsqueda en Google, pero las activistas feministas chileno-palestinas y muchas de sus compañeras de lucha occidentales ponen por delante el prejuicio político y antijudío y prefieren poner todas sus energías en desprestigiar a una sociedad que es un ejemplo en materia de igualdad de sexos como la de Israel.

La igualdad ante la ley es un principio básico del ordenamiento jurídico de Israel, que implica plenamente a las mujeres en una defensa del Estado y las libertades que este garantiza ante unos enemigos que se movilizan contra él en nombre de ideologías liberticidas y profundamente machistas que han convertido los países en los que imperan en lugares particularmente inhóspitos para las mujeres.

En esta defensa del Estado de Israel y la libertad de oportunidades y elección que garantiza para sus habitantes están implicadas también las mujeres de la minoría árabe y musulmana del país, que disfrutan junto a sus compatriotas judías de igualdad total ante la ley y unas libertades impensables en casi todos los países del mundo islámico que dicen defender sus intereses. Muchas de ellas, como se ve en el link, son conscientes de ello. Solo quieren tener una vida próspera y en libertad como la que les ofrece ser ciudadanas de Israel, y rechazan sumarse a la espiral de odio que promueven los dirigentes y los propagandistas internacionales que mantienen latente el conflicto a costa de la normalidad de los israelíes y los mismos palestinos.

Mientras en Palestina se perdonaba a los violadores si aceptaban a las violadas como esposas -y ellas se sometían al terror y el abuso de quien las había agredido sexualmente-, Israel condenaba a siete años de cárcel por violación a nada menos que un expresidente del país como Moshe Katsav, y buscaba hasta debajo de las piedras a un carismático líder religioso judío por tocamientos inapropiados a varias fieles.

Y España, ¿qué?

Ya hemos visto que las mujeres que viven bajo la Autoridad Palestina sufren de una discriminación generalizada y trato desigual, con pequeña –o nula- asistencia por parte de la misma Autoridad para mitigar esto. El abuso y violencia domésticos permanece como un problema en la sociedad Palestina. Las mujeres en Gaza no lo tienen mucho mejor, ya que Hamás, además de la violencia machista incardinada en el desarrollo de su integrismo , ha regulado también comportamientos cotidianos: prohibir fumar en pipa, que lleven vaqueros, o que vayan en moto, además de la imposición de vestir el hiyab, no sólo en las calles, sino también en escuelas e incluso en las universidades. 

Desde España, no sólo no se contribuye a acabar con una situación dantesca para las mujeres, sino que además, se riega a espuertas con dinero público a organizaciones alineadas oficialmente con la desaparición de Israel que blanquean una realidad oscura para las mujeres. Es curioso que muchos de los proyectos que dicen desarrollar, y por los cuales reciben de forma generosa fondos públicos, están ligados a “empoderamiento” de la mujeres, “igualdad”, … Es la utilización de la causas de las mujeres uno de sus mecanismos de acceso expedito a subvenciones. Pero mientras ellos reciben tu dinero, nada cambia para las mujeres palestinas.

Unos simples botones de muestra:

«Protección de mujeres víctimas de violencia machista»

https://www.20minutos.es/noticia/4079221/0/autorizan-200-000-euros-a-unrwa-para-un-proyecto-de-proteccion-de-mujeres-victimas-de-violencia-machista/

«Apoyo psicosocial para mujeres y menores en la Franja de Gaza»

https://www.donostia.eus/ataria/es/web/lankidetza/proiektua/-/asset_publisher/xvztXedtQqwF/content/ayuda-de-emergencia-2018

«Fortalecimiento de la participación política de mujeres»

http://www.pazcondignidad.org/oldpaz/es/proyectos/cooperacion/22-cooperacion

«Defensa de los derechos de las mujeres en la Franja de Gaza»

https://www.donostia.eus/ataria/es/web/lankidetza/proyecto-cooperacion/-/asset_publisher/e2LJvIOeF8Mo/content/subv-2014-sodep-1

La «igualdad»

«Desmontando estereotipos de género»

https://escuelasporlapaz.es/retratos-generalitat-valenciana