Borrell continua la línea hostil de la Unión Europea hacia Israel

La UE elimina apresuradamente la referencia a «tierras en disputa» en su mecánica y cíclica condena a Israel

Josep Borrell, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, obliga a rehacer una declaración institucional sobre construcciones en Cisjordania, después de que se pudiera leer en la primera versión que los planes de urbanización israelíes no son ilegales según el derecho internacional

En la versión inicial de la declaración, emitida a través de su portavoz Peter Stano, se instaba a Jerusalén a cesar la actividad de asentamientos en «tierras ocupadas o en disputa«.

Poco tiempo después de que se emitiera la declaración, la Unión Europea publicó una segunda versión en la que se omitía la palabra «disputada», pidiendo ahora al gobierno de Jerusalén que «ponga fin a todas las actividades de asentamiento en los territorios ocupados y las acciones relacionadas».

Stano dijo que la referencia de la versión anterior a «tierras en disputa» se debió a un «error humano». Como si una reacción refleja de decir la verdad sobre el asunto hubiese sido subsanada por el aparato burocrático de la Unión.

En todo caso, es obvio que Borrell, con un largo historial de blanqueamiento de régimen criminal de Irán, parece decidido a continuar la habitual hostilidad de la burocracia de Bruselas, que no hace sino ahondar en el irrelevante papel mediador de la Unión Europea en el contexto del conflicto árabe-israelí, negando la posibilidad de avance real hacia a una solución justa, duradera e integral para ambos pueblos. Y lo hace mientras financia a espuertas, con más de 400 millones de euros, a una Autoridad Palestina que ha establecido un régimen de pagos a terroristas con el dinero de los europeos.

Si bien la construcción de asentamientos en territorio ocupado se considera ilegal según el derecho internacional, hacerlo en tierras que simplemente se disputan no lo es. Y, de hecho, es la situación actual que rige sobre Judea y Samaria, por más que personajes como Borrell, con una marcada agenda contra Israel, enuncien lo contrario. Debidamente lo ha entendido el Gobierno norteamericano, que anunció recientemente que los asentamientos judíos no son per se inconsistente con el derecho internacional.

El área mencionada está en disputa, ya que ningún estado tenía soberanía sobre ella antes de que Israel se estableciese tras la guerra de 1967, guerra, por cierto, en la que el país hebreo fue atacado con el objeto de su desaparición. Los asentamientos, por tanto, no son ilegales.