Comunicado por la cancelación del Día de Europa en Israel

La Unión Europea ha cancelado la recepción diplomática con que estaba previsto celebrar en Tel Aviv el Día de Europa, 9 de mayo. He aquí la razón aducida oficialmente: “No queremos ofrecer una plataforma a alguien cuyos puntos de vista contradicen los valores que defendemos”. Se refieren al ministro Itamar Ben Gvir, que debía ofrecer un discurso. Pero más allá de lo que gusten o disgusten las ideas personales del responsable israelí de Seguridad Nacional, Ben Gvir había sido designado para tal ocasión por el Gobierno legítimo y democrático de una nación que la Unión Europea califica de amiga y socia.

Francia ha liderado la decisión de cancelar la celebración. La misma Francia que alberga la mayor comunidad judía de Europa, cuyos miembros se plantean abandonar el país por la brutal multiplicación de ataques antisemitas. Más de sesenta mil judíos franceses se han mudado a Israel por esa razón en los últimos años. En cuanto al hecho de que Alemania se haya sumado a la cancelación, alegando su embajador que “era necesario”, simplemente provoca arcadas.

La cuestión es si este trato a los representantes políticos que no son del agrado de los veintisiete resulta habitual o estamos ante una excepción. Si la Unión Europea es coherente, entonces comparte los puntos de vista de todos aquellos a los que no cancela, de todos aquellos a los que agasaja. Estará de acuerdo pues con el negacionista del Holocausto Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, que fue recibido con todos los honores tanto por el Parlamento Europeo como por el presidente de la Comisión Europea. También estará de acuerdo Europa con la política de remunerar a los asesinos de judíos, pues eso es lo que hace Abás. Claro que está de acuerdo; en caso contrario, Bruselas habría dejado de financiar a la Autoridad Palestina, que utiliza nuestro dinero para premiar atentados terroristas mediante cheques en mano a las familias de los culpables y pagos mensuales a los condenados.

A nadie se le debe permitir que use un doble baremo con los judíos, o con su Hogar Nacional. Y menos que a nadie, a Europa, la de los campos de exterminio y el Velódromo de Invierno. O bien los diplomáticos europeos desconocen la historia, o bien la conocen y se acaban de llenar de ignominia.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *