COMUNICADO: sobre las medidas a adoptar por el Gobierno de España frente al terrorismo
En respuesta al bárbaro ataque terrorista palestino de ayer contra la población israelí, los españoles debemos exigir al Presidente en funciones del Gobierno, Pedro Sánchez, y al Ministro de Asunto Exteriores y Cooperación, José Manuel Albares:
• Que lideren con vigor la liberación inmediata e incondicional de todas las personas secuestradas por los terroristas de Hamás, y que sean devueltas sanas y salvas sin dilación. También, trasladar de forma inmediata esa exigencia al Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmmoud Abbas, y realizar la presión oportuna en todos los foros internaciones humanitarios de los cuales España es partícipe.
• La congelación de todo proyecto de cooperación en marcha, tanto en el territorio de la Franja de Gaza como en aquellos bajo control de la Autoridad palestina, hasta que esta última no condene taxativamente los ataques. Y, sobre todo, el cese inmediato de la financiación pública a cualquier asociación española que condone o apoye estos actos salvajes contra población civil.
• El distanciamiento y la censura explícita de aquellos posicionamientos públicos de sus actuales socios de coalición de gobierno, en los que estos hayan justificado estas acciones inhumanas. Así mismo, forzar el cese de aquellos diputados y eurodiputados que hayan jaleado a los yihadistas.
• La extensión de su tibia condena, de modo que abarque un reconocimiento explícito del derecho de Israel a defenderse hasta que la amenaza a la seguridad de sus ciudadanos quede eliminada, tal y como han hecho democracias consolidadas y aliadas de España, como Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Ucrania o Estados Unidos.
• Un reposicionamiento inmediato frente a la República Islámica de Irán, patrocinador fundamental de Hamás. Cualquier actividad comercial, cualquier cooperación económica con Irán, lo es con los terroristas y sus métodos, y por tanto, debe ser suspendida. Las ambiciones nucleares de Irán son absolutamente inaceptables y la oposición a estas debe ser incondicional y enérgica.