El secesionismo catalán, antiisraelí y antisemita: el (pen)último caso
Recientemente se ha puesto en circulación un manifiesto cargado de mentiras y clichés infamantes sobre Israel. Impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona, la campaña cuenta con el apoyo de entidades dependientes del gobierno de Cataluña y 108 organizaciones, incluyendo sindicatos y partidos políticos. Esta grave iniciativa se suma a una resolución de la Comisión de Exteriores del Parlamento catalán (1) (competencia de la que, por cierto, carece) que el 16 de junio pasado denunció a Israel por aplicar “el crimen de apartheid contra el pueblo palestino”.
Estos hechos desmienten a una parte de la propaganda separatista que, durante el malhadado procés insistió en que una Cataluña independiente mantendría relaciones privilegiadas con Israel. Una falsedad hoy imposible de sostener a la luz de los acontecimientos, pero que ha permitido a ciertas organizaciones y personas explotar su posición en términos de notoriedad y en otros menos presentables.
La verdad, como siempre, se acaba imponiendo: como ha venido advirtiendo ACOM (2) en los últimos años, el secesionismo catalán era y es básicamente antiisraelí y antisemita. No es ajeno a esta conclusión el daño provocado con la siembra intencionada de malentendidos que, por la vía de las fake news, predispusieron contra Israel a una pequeña parte de los españoles contrarios a la secesión de Cataluña. Malentendidos que, por fortuna, quedaron completamente despejados con la visita oficial a España del anterior presidente israelí Reuvén Rivlin, que se mostró inequívoco ante el Rey Felipe VI (3) con estas dos frases: “España es un único país para nosotros” y “Su Majestad es el símbolo de la unidad”.
Protagonistas y socios del proceso ilegal que llevó a la suspensión de la Constitución en Cataluña y a la declaración de independencia (y que a día de hoy anuncian que “volverán a hacerlo”) forman parte, en España y fuera de ella, de una izquierda que mitifica los procesos de liberación nacional y que cultiva con especial entrega consignas difamatorias supuestamente propalestinas que el movimiento independentista asume mayoritariamente de forma acrítica.
Un Estado de Derecho como España podrá tener diferencias con Israel y con cualquier otro Estado en el marco de su política exterior, pero las eventuales diferencias entre democracias nunca se traducirán en una hostilidad tan aguda y mendaz como la que tiñe la campaña que nos ocupa (4), con más de cien entidades empeñadas en romper el hermanamiento entre Tel Aviv y Barcelona. Entre ellas, Administraciones Públicas, partidos y sindicatos que al definir sus objetivos suscriben estos términos: “…poner fin a la violación de los derechos humanos de la población palestina y denunciar el crimen de apartheid contra el pueblo palestino”. Ello además de sostener que el pueblo palestino padece “violencia diaria desde hace setenta años” y que “Israel solo puede seguir imponiendo el régimen de apartheid […] con total impunidad gracias a la complicidad internacional”.
Quienes no lo hayan visto hasta ahora deberían despertar: el separatismo catalán nunca ha sido amigo de Israel; lo único que ha hecho es aprovecharse ocasionalmente de la causa de Israel para avanzar en sus objetivos particulares.
(1) https://a-com.es/el-nacionalismo-catalan-contra-israel/
(2) https://a-com.es/tag/cataluna/
(3) https://cadenaser.com/ser/2017/11/06/videos/1510001170_745305.html