El silencio de España y la Unión Europea frente a la violación de derechos humanos de la Autoridad Palestina

La autoridades españolas y el Jefe de la Diplomacia europea han recibido cartas del Consejo Regional de Samaria pidiendo su intercesión como grandes donantes a la Autoridad Palestina ante el último abuso contra los Derechos Humanos cometido por esta contra sus propios ciudadanos.

Aunque no lo hayan leído de la pluma de Juan Carlos Sanz en El País, aunque no lo hayan leído en una crónica de Sal Emergui en El Mundo, aunque Mikel Ayestarán esté tan enfocado de demonizar al judío colectivo en ABC que no encuentre tiempo para palestinos torturados por los suyos, y aunque Ana Cárdenas en EFE en Oriente Medio ande buscando asesinos yihadistas para ponerles la etiqueta de “milicianos”, a pesar de todo ello, Yossi Dagan, judío, y el jeque Tamimi, árabe palestino, explicaban en su carta que las autoridades palestinas han detenido y desaparecido hasta ahora a seis personas que expresaron «su apoyo a la extensión de la soberanía israelí en Judea y Samaria”.

Estos ciudadanos palestinos fueron detenidos por la Autoridad Palestina de la OLP y Fatah, por el simple hecho de expresar su deseo de convertirse en ciudadanos israelíes, así como también su desprecio por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás, por su nepotismo corrupto.

Cualquier posicionamiento contrario al dictador palestino da como resultado la persecución política. Recientemente, un grupo de palestinos que regresaron de un taller organizado por Estados Unidos en Bahréin, sufrieron hostigamiento y amenazas de muerte por parte de las fuerzas de seguridad de Tanzim (organización armada de Fatah). Incluso uno de esos empresarios detenidos, Saleh Abu Maayala, fue arrestado por las fuerzas de seguridad de Abbas poco después de su regreso y fue liberado solo después de que fuentes ajenas a la Autoridad Palestina intervinieran.

La Unión Europea vuelve a mostrar su indigno silencio, negándose a condenar medidas coercitivas similares a la que se desarrollan en países como Venezuela e Irán. Ese Irán que inspira los elogios del Jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell. Una diplomacia europea fallida, incapaz de tomar el pulso a la historia, siempre pusilánime frente a los comportamientos mafiosos de regímenes de hierro y silencio como el impuesto por Abbas en los territorios palestinos.

Pero lo más grave es que la Unión Europea o países integrantes como España, no sólo callan frente a las torturas y detenciones arbitrarias ejecutadas por la Autoridad palestina, sino que riegan generosa y acríticamente con fondos públicos la estructura clientelar que perpetúa el terrorismo, el odio a los judíos, y la persecución de las crecientes voces disidentes contra Abbas y su camarilla.

La Unión Europea y España, mientras no condicionen las transferencias a la Autoridad palestinas al cumplimiento férreo por parte de esta de los estándares mínimos exigidos (libertad de expresión, respeto a los derechos humanos, combatir el antisemitismo), seguirán siendo cómplices activos en la cronificación del conflicto, mostrando un interés denodado en demonizar a una de las partes implicadas, y exhibiendo una servil mansedumbre frente a quienes, usando el dinero del contribuyente europeo, muestran su rechazo permanente a la paz. 

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Es la realidad en la que se vive bajo el régimen autoritario de terror y miedo interno y externo de Mahmoud Abbas, donde las personas no pueden decir lo que piensan abierta y libremente, y cuando lo hacen, son perseguidas, apresadas y torturadas. Este tipo de acciones se comete a diario bajo el régimen de Abbas, y no es, por tanto, un hecho aislado. Por supuesto, tampoco en Gaza, donde el destino de los detenidos es, directamente, incierto.

El caso más reciente y sonrojante en Gaza, la detención de Rami Aman, un activista por los derechos humanos y pacifista, cuyo delito fue participar en una conferencia Zoom con otros activistas por la paz de Israel. Fue denunciado a las autoridades de Hamas por Hind Khoudary, empleada de Amnistía Internacional, que a día de hoy sigue sin exigir la liberación de Aman, de quien no se sabe nada desde abril.

Es particularmente inquietante que, mientras los líderes palestinos actúen como un régimen tiránico, la respuesta de la comunidad internacional y organizaciones de derechos humanos sea el silencio permanente y la indiferencia. Aquellos que gritan contra las medidas de seguridad de Israel anti- terroristas haría un mejor servicio a los palestinos si abriesen su boca para criticar como los Derechos Humanos son dilapidados bajo la Autoridad Palestina o el régimen yihadista de Hamas en Gaza.

El destino de los detenidos por la Autoridad palestina no es halagüeño: un informe pericial realizado sobre encarcelados en sus prisiones, que abarcaba los años 1995-2002, describe que la tortura incluía descargas eléctricas, castración, suspensión del reo por las piernas con la cabeza hacia abajo, derramamiento de plástico hirviendo sobre el cuerpo de los prisioneros, extracción de dientes y uñas con tenazas, privación del sueño y alimentos, hasta la violación y asesinato a miembros de la familia de los presos.

La Autoridad Palestina, que vive subsidiada por Occidente, se burla de su sistema judicial y viola sistemáticamente los derechos humanos y libertades públicas. En un mundo en el que cualquier miembro de la camarilla de Abbas puede firmar una orden de arresto contra un palestino, los palestinos solo pueden seguir soñando con tener un país de ley y orden.

ENLACES

https://okdiario.com/img/2020/08/17/a-letter-to-the-high-representative-of-the-european-union-re-wrongful-and-unjust-arrests-committed-by-the-pa.pdf

https://www.newsweek.com/international-community-must-not-abandon-jailed-peace-hero-gaza-opinion-1523144