Entrevista a Raúl Isado

Raúl Isado es  ingeniero informático y actualmente trabaja para la empresa Optiva Media, una consultora de televisión digital, que ofrece servicios de consultoría, desarrollo, integración y testing a compañías del sector, en ámbito tanto nacional como internacional. Ha trabajado nueve meses en Tel Aviv para el operador de televisión israelí HOT y ahora responde a nuestras preguntas y nos cuenta sus impresiones.

 

Raúl Isado en la playa de Tel Aviv

Raúl Isado en la playa de Tel Aviv

¿Qué  fue lo primero que te vino a la cabeza cuando tu empresa te destinó 9 meses a Tel Aviv?

Esa noticia me llegó tras estar destinado en Lisboa durante 6 meses, en un proyecto de desarrollo de un nuevo decodificador para uno de los principales operadores de cable de Portugal. Por distintos motivos, ese proyecto se canceló y OpenTV, la empresa responsable del proyecto, decidió movernos a Israel, para continuar el trabajo hecho en Lisboa, pero ahora para el operador HOT.

He de decir que la noticia no me sorprendió demasiado, ya que habíamos escuchado que existía esa posibilidad y hablando con mis compañeros salió la frase «esperaros lo peor». Y lo peor era Israel.  La imagen que se tiene en España de Israel, es bastante mala. Todas las noticias que llegan de ahí, están relacionadas con disturbios, ataques y altercados. Eso, combinado con la imagen general que se tiene en España del conflicto Palestino-Israeli (en la que normalmente Israel es el malo de la película) no ayudaba a acoger con alegría la noticia.

Así que a grandes rasgos no fue una noticia bien acogida.

 

Entonces la visión que tenías del conflicto te condicionó tu primera reacción…

Como he dicho antes, la imagen que tenemos de Israel en España es casi la de un estado en guerra. Los medios de comunicación apenas hablan de Israel, si no es para referirse a ataques terroristas, choques entre colonos y palestinos, conflictos y demás. Creo que la única vez en la que se habla de Israel para dar cualquier otra noticia es en navidades y semana santa, donde todos los años emiten el típico reportaje sobre Tierra Santa.

Yo me esperaba, más o menos, acudir a un estado policial, con el ejército desplegado en las calles,  grandes controles de seguridad, y las calles llenas de judíos ultra-ortodoxos. Había leído que Tel-Aviv era la ciudad más cosmopolita y «occidental», pero aún así, no sabía muy bien lo que me iba a encontrar.

 

¿Qué perspectivas personales tenías ante el nuevo proyecto en Israel?

Yo siempre intento sacar lo mejor de cada cosa y la verdad es que tenía muchísima curiosidad.

Israel es una tierra llena de historia y estar en ella me daba la posibilidad de visitar y conocer los lugares típicos: Jerusalén, el mar muerto, etc,  y  también tenía la oportunidad de visitar lugares relativamente cercanos como Petra en Jordania o Egipto.

Obviando la evidente curiosidad de visitar los Santos Lugares, uno de los períodos de la historia que más me gustan es el relativo a las cruzadas, y qué mejor sitio para visitar que justo por donde pasaron.    Así que se puede decir que lo vi como una oportunidad de conocer lugares sobre los que había leído y vivir un poco la historia en mis propias carnes.

 

¿Cómo es el entorno de trabajo en Israel?

Nosotros formamos parte de un  equipo casi multicultural. Al final en el mismo laboratorio estábamos trabajando 3 israelíes, 1 francés, 1 ruso-americano, 1 hindú, 1 irlandés y 3 españoles. Con visitas de gente de China, Sudáfrica, Francia, Polonia…. Así que tampoco hemos estado inmersos totalmente en una cultura de trabajo puramente israelí. El gran número de diferentes nacionalidades yo creo que ayudó mucho a que el entorno de trabajo fuera bastante distendido y no muy distinto del que estaba acostumbrado aquí en España.

 

¿Puede definirse a Tel Aviv como la Barcelona de Oriente Medio?

Es una difícil comparación. Yo soy un enamorado de la ciudad de Barcelona, y tampoco conozco muchas ciudades de Oriente Medio como para comparar. Aún así, son ciudades muy parecidas: El ambiente cosmopolita, el mediterráneo, la vida nocturna, los atascos… Sí, se podría decir que así es.

 

¿Qué es a lo que más te costó adaptarte de Israel? ¿Y a lo que menos?

Lo primero es la comida. Mi familia proviene de Extremadura, así que el cerdo es casi primordial en mi dieta. Y claro, en Israel no es común encontrar cerdo en el supermercado.  De momento tengo al pollo castigado de la hartura que tengo de él. Aún así, una vez te acostumbras al estilo kosher no está nada mal.

Otra cosa que es bastante dura son los horarios. Para mí, el sol sale demasiado pronto y se pone demasiado pronto. A las 6 esta amaneciendo y a las 17:30 es de noche en invierno.  En verano, la cosa se arregla un poco, pero aun así, está lejos de esos anocheceres a casi las 22 horas de España.

Por extraño que parezca, adaptarse a la conducción israelí fue bastante fácil. Será porque estoy acostumbrado al caos de Madrid.  Al principio vas bastante asustado, viendo la conducción agresiva y «caótica» que se estila. Sin uso de intermitentes, circulando siempre entre 2 carriles, cambiándose de carril constantemente… Pero una vez te acostumbras a esperar lo inesperado, es bastante fácil adaptarse.

 

¿Qué es lo que más te sorprendió? Aquello que  rompió los esquemas preconcebidos que tenías…

Lo primero es la imagen preconcebida de estado en guerra que tenemos aquí. Una vez sales del  aeropuerto Ben Gurion International y ves las calles, la gente… la imagen de Israel cambia radicalmente. De la imagen mental de ortodoxos y militares pasas a ver una ciudad occidental con gente al uso. A mí me sorprendió mucho la aparente falta de policía. El primer coche de policía lo vi tras un accidente de tráfico en mi tercera semana. Aún así, se hace bastante raro ver a los chavales de 18-19 años, tomando un café con sus amigos y el rifle de asalto colgado del hombro.

El Shabbat es algo que sorprende la primera vez que lo vives. Hasta localizar los apartamentos en los que nos alojamos, estuvimos en un hotel en Ramat Gan, en el distrito financiero, y pasar allí los primeros fines de semana fue algo nuevo: Las calles vacías, con apenas circulación de coches, todos los restaurantes cerrados…

Quizá lo más chocante para mi, ha sido la versión israelí del llamado en España «Muro de la vergüenza». He de decir que mi opinión en España, viviendo a 3541 Km de Israel, era que ese muro era una atrocidad. Luego llegas a Tel Aviv, haces amigos israelíes, te atreves a sacar ciertos temas, y ves el punto de vista de la gente de aquí. Y aprendes que desde la construcción de esos muros, no ha vuelto a haber un atentado terrorista.  Te das cuenta que las cosas no son blancas o negras, que lo que en la distancia te parecía algo horrible ahora tiene un sentido y una finalidad.  Personalmente sigo pensando que no es la mejor solución, pero si una muy eficaz.

 

¿Tienen algo en común España e Israel aparte del Barça?

Pues va  a parecer extraño, pero lo primero que te voy a decir es el idioma. Fonéticamente son tan sumamente parecidos, que a excepción de la «R», creo que para un español es un idioma relativamente fácil de aprender.

También pienso que compartimos ese carácter mediterráneo de sol, playa, vino, risas, amigos y, por supuesto, fiesta nocturna.

 

 Como profesional de las nuevas tecnologías ¿ves a Israel como una potencia en la materia?

En mi campo profesional que es la televisión digital lo es, ya que dos de las grandes compañías del sector son israelíes: NDS y Scopus.

 

¿Qué imagen tienes de Israel ahora que has vuelto a España?

La verdad es que es una imagen bastante distinta  con la que llegué por primera vez. Un país moderno (aun conservando antiquísimas tradiciones), divertido, con gran cantidad de distintos paisajes y tradiciones.

Políticamente también me vuelvo con otra visión del eterno conflicto palestino, en la que la simplista imagen de buenos y malos que tenemos en España se ha diluido enormemente.

Una cosa es segura, volveré a Israel.