La caída a los infiernos de la izquierda israelí y el proceso de paz

Reportaje publicado por F.J. CALERO en ABC el domingo 18 de enero de 2022

Einat Wilf y Adi Schwartz investigan la verdadera agenda de los palestinos sobre el derecho al retorno.

En dos décadas el laborismo judío ha pasado de dominar la política israelí a estar en peligro de extinción.

Aquel año 1992, tan ilusionante para España, iluminaba también de esperanza a Israel y Palestina sobre el sempiterno conflicto entre israelíes y palestinos. Hasta esa fecha, Israel se había negado a negociar directamente con la OLP el futuro de Cisjordania y Gaza, y fue entonces cuando comenzaron las conversaciones clandestinas que llevaron a los Acuerdos de Oslo del año siguiente firmados por el primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat. En plena era del fin de la historia de Fukuyama y los pacificadores, ambos líderes ganaron en 1994 el Nobel de la Paz como arquitectos de un nuevo tiempo al igual que los sudafricanos F. W. De Klerk y Nelson Mandela un año antes. Entonces los laboristas y el centroizquierda dominaban la política israelí gracias a un lema ganador: “Tierra por paz”.

Las cosas, en cambio, han dado un volantazo histórico desde hace más de una década. Es el Likud de Benjamin Netanyahu y no el viejo laborismo el actor central de la Knesset y la influyente política exterior del pequeño Estado judío. “En 1992, el Partido Laborista y su satélite rondaban el 50% del Parlamento israelí, ahora tienen el 4%, cerca de 15 veces menos”, dice a ABC Adi Schwartz, antiguo periodista de Haaretz -el tradicional diario de las élites progresistas israelíes-, y que junto con Einat Wilf coescribe ‘La guerra del retomo’ sobre los refugiados palestinos y el derecho al retorno.

Rabin representaba la linea tradicional de concesiones territoriales del Partido Laborista, de intercambiar tierra por paz, siempre que no comprometiera la seguridad de Israel. Se mostró partidario de poner en barbecho la expansión de los asentamientos y prometió una actitud bastante mas positiva hacia las conversaciones de paz que la de sus rivales políticos, con priorida para alcanzar un acuerdo sobre la autonomía palestina en la Franja de Gaza y Cisjordania.

El tema central del libro de Wilf y Schwartz ahonda en la principal causa del naufragio del proceso de paz a juicio de los autores: la posición palestina sobre el derecho de retomo. Para Wilf y Schwartz, el regreso de los alrededor de cinco millones de palestinos que viven al amparo de la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa) supondría el fin de Israel como Estado. Un retorno masivo de refugiados significaría una mayoría árabe en Israel y por tanto que los judíos dejan de tener un estado-nación. Los autores sostienen que la creencia generalizada de Occidente sobre que la demanda de retorno es simbólica y que “los palestinos no lo dicen en serio” no tiene una base real.

Esa parece la lectura oficial de este libro publicado originalmente en 2018 y que acaba de ser traducido al español por Nagrela editores. De forma inherente, los autores reflexionan sobre el efecto arrastre que este fracaso ha provocado en el hundimiento de la izquierda israelí, que ha pasado en menos de 20 años de dominar Israel durante décadas a estar en peligro de extinción. El fin del proceso de paz derivó en la decadencia irremediable de los arquitectos del Israel que conocemos hoy. “No son irracionales. Miran la historia, miran la región, y ven que que la proporción de árabes a judíos es de 60 a uno; y de musulmanes a judíos, de 100 a uno. Pueden pensar: nos deshicimos de los cruzados y de los otomanos; miren Argelia con los franceses y los estadounidenses terminaron abandonando Afganistán. En sus mentes, los judíos son extranjeros, colonialistas europeos blancos que llegaron a una tierra extranjera. Rechazan la idea de que tenemos alguna conexión histórica con esta tierra», sostienen los autores.

Incluso para referirse a la guerra de 1948 hay divergencias: para los israelíes es “de la independencia”; y para los palestinos, “de la infamia” o “de la catástrofe” (Nakba). El resto se convirtieron en refugiados. Desde entonces, los palestinos han exigido que Israel permita que los refugiados restantes y sus hijos, nietos y bisnietos ejerzan lo que llaman «el derecho al retorno». Los palestinos cifran a estos refugiados en unos 7,4 millones.

¿Por qué este libro ahora?

-Einat Wilf: Tanto Adi como yo venimos de la izquierda política israelí, y especialmente cuando éramos mas jóvenes, la izquierda política israelí estaba muy asociada a las conversaciones de paz y a la idea de que Israel puede tener una relación amistosa con sus vecinos árabes y con los palestinos intercambiando tierra por paz. Pero iban pasando los años, y ya como adultos jóvenes, vimos en 2000 a los palestinos alejarse en Camp David, luego con Ehud Barak en 2008 y con Olmert, los vimos alejarse de las oportunidades de tener tierra por paz, tener su propia independencia sin asentamientos. A todo ello le sucedió una ola de violencia. Recuerdo vivir aquella época con explosiones en autobuses y cafeterías. Y eso fue justo después de que pudieran haber tenido su propio Estado. Entonces, como muchos israelíes, especialmente del lado de la paz, comenzamos a hacer una pregunta muy simple: “¿Que quieren los palestinos?”.

Wilf dice haberse opuesto toda su vida a los asentamientos, y que por eso mismo desmiente a los lideres occidentales sobre que esa sea la raíz del problema. “Si mañana Israel desmantela todos los asentamientos en Cisjordania, tal como lo hizo en Gaza, esto no nos acercara ni un centímetro a la paz. Cuando Israel desmonta los asentamientos como lo hizo en Gaza, lo ven como el primer paso para el fin del Estado judío y no como una muestra de buena voluntad de Israel para conseguir la paz”, apunta.

¿Debería haber un Estado palestino en Cisjordania?

-Einat Wilf: Si, un Estado para israelíes y palestinos.

-¿Y Jerusalén?

-Einat Wilf: Dividida y compartida donde las dos partes puedan ponerse de acuerdo.

-¿Puede Israel anexionarse los asentamientos adyacentes a la linea verde?

-Einat Wilf: Si, a cambio de tierra equivalen te. Cuando resolvamos este conflicto latente. Todo eso dejará de ser un problema. Llamo a todo eso detalles.

Entretanto, el ex primer ministro israelí Netanyahu, que ganó las elecciones legislativas del 1 de noviembre, ha sido designado oficialmente para formar gobierno, el que quizá será el más derechista de la historia de Israel por sus nuevas alianzas compartidos de derecha dura y ultraortodoxos. Netanyahu tendrá hasta el 21 de diciembre para formar un nuevo gobierno después de que el presidente Isaac Herzog le concediera una extensión de diez días.

Mi mayor preocupación de este nuevo gobierno no es tanto en política exterior, porque veo a Netanyahu como un líder pragmático y muy sofisticado, sino en temas sociales y políticas internas:que vamos a un Estado religioso y el rol de las mujeres. No soy alguien de izquierdas por apoyar la solución de dos Estados sino por mi posición en derechos sociales», concluye Wilf.

F.J. CALERO

Original publicado en ABC