Por los Judíos
Manuel Valls
Ex Primer Ministro de Francia
Es el genio que caracteriza a los grandes intelectuales, son visionarios. El 16 de mayo de 1896 Émile Zola publicó en la portada de Le Figaro un artículo titulado “Por los judíos”. Zola pretende denunciar con vigor la campaña antisemita que conduce esencialmente Edouard Drumont, escritor y periodista, desde la publicación de su obra, La Francia judía, en 1886.
Zola aún no se ha involucrado en la defensa del Capitán Dreyfus, quien, aun siendo inocente, ha sido condenado y encarcelado desde hace dos años en la isla del Diablo, en la Guyana Francesa.
El gran mérito del autor de los Rougon-Macquart es haber entendido la gravedad de lo que estaba sucediendo en la sociedad francesa. Los términos «antisemita» y «antisemitismo» penetran gradualmente en el vocabulario de la opinión pública y cambian el contenido del debate intelectual y político.
Zola los integra en su artículo que, como su famoso J’accuse, publicado el 13 de enero de 1898 en L’Aurore, gracias a Clemenceau, es un «momento de la conciencia humana», utilizando las palabras pronunciadas por Anatole France frente a la tumba del novelista y periodista el 5 de noviembre de 1902.
Zola es portador de un pensamiento profético. Se presenta solo ante una opinión pública ansiosa de venganza desde la derrota de 1870, en busca de chivos expiatorios, enardecida por el nacionalismo lleno de odio. Zola se enfrenta a la mayoría de sus contemporáneos y ofrece argumentos sólidos y coherentes contra el antisemitismo y la judeofobia de Drumont. Este antisemitismo moderno y populista, asimilando a los judíos a la burguesía, el dinero y el poder, trascendió las divisiones entre la izquierda y la derecha. El suyo fue un verdadero ensayo general del siglo XX.
Las palabras de Zola no han perdido ni un ápice de actualidad. En un retrato periodístico que le dedicaron hace unos días, el presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald Lauder, se preguntaba: «¿Quién se levanta en Francia por los judíos? ¿Quién se levanta en Alemania por los judíos? ¿Quién se levanta en Europa por los judíos? «Niemand, nobody, personne, nadie»… respondía él mismo, mordaz.
Estas palabras me conmovieron. Pueden parecer injustas. Somos muchos los que hablamos y actuamos contra el antisemitismo, el odio a los judíos y el antisionismo, el odio a Israel, que han convergido desde hace años. Y, sin embargo, me siento interpelado por el reproche.
Los actos antisemitas reflejan un mal profundo en todas partes de Europa, y también en Estados Unidos. Son, por naturaleza precursores de grandes desastres. Estas oleadas antijudías son el producto del antisemitismo radical de la extrema derecha, que también ataca a los musulmanes, de la extrema izquierda y del islamismo, y acompañan a la crisis de la democracia y al surgimiento del nacional-populismo.
Primero debemos admitir y conocer esta realidad, que es más fuerte en Francia que en otros países europeos, para poder combatirla mejor.
Al antiguo antisemitismo cristiano diseccionado por Leon Poliakov se le injertó un antijudaismo moderno, un odio a los judíos, tan cercano a la Francia judía de Drumont, y una detestación de Israel, presentes en una parte del espectro político, desde la extrema izquierda a la extrema derecha. El cómico Dieudonné y Alain Soral, entre otros, son expresiones de este odio. También encontramos este antisemitismo entre los «chalecos amarillos» o en un odioso carnaval en Bélgica.
Lo que he llamado el islamo-izquierdismo que ha prosperado en los barrios de clase trabajadora, en los suburbios, esconde su antisemitismo bajo una forma de anticapitalismo, de rechazo a la globalización, asimilado a los judíos que dominan el mundo gracias al dinero (nada muy original en cuanto a retórica…), y de antisionismo que es solo la negación del Estado de Israel, instrumento de esta dominación de la que los palestinos serían las primeras víctimas…
Se puede encontrar estos discursos en las filas de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon y de la extrema izquierda francesa, en Podemos en España o en boca de Jeremy Corbyn en Gran Bretaña. El odio a los judíos y a Israel también floreció con el auge del islamismo en nuestros países europeos, a través de las redes sociales o las antenas parabólicas que transmiten la cultura antisemita y antiisraelí de una parte del mundo árabe.
Por no haber entendido estos fenómenos y también esta complejidad, algunos líderes políticos dudan en implicarse en esta clara y obvia condena del antisionismo que es solo la pantalla del antisemitismo.
Es necesario evaluar todo lo anterior para poder liderar esta lucha con decisión.
Hay que llamar a las cosas por su nombre, sin miedo a exponerse, con coraje. Zola nos muestra el camino. La vacilación o la cobardía en el momento de los asesinatos en Francia de Ilan Halimi o Sarah Halimi deben indignarnos.
Siento como un fracaso para la República el hecho de que, desde hace 20 años, muchos judíos franceses hayan decidido marcharse a Israel debido al aumento del antisemitismo y porque sintieron que Francia ya no les protegía. Por supuesto, antisemitismo o la negación del Holocausto no son solo asunto de los judíos sino de todos. Sin embargo, repito lo que proclamé ante los hechos del supermercado kosher de la Porte de Vincennes el 10 de enero de 2015: Francia, sin los judíos, no sería Francia. Por consiguiente, como Zola, tenemos que comprometernos, por los judíos.
Debemos ser conscientes de que la lucha será larga y difícil. En todos los frentes: Seguridad y Justicia, Educativo y Cultural y de la Memoria Histórica. Una lucha en la sociedad, en los barrios, en la escuela, en las redes sociales. Es, por lo tanto, una batalla ideológica, cultural, intelectual y de civilización. Una lucha que tenemos que ganar.
Original publicado en Le Figaro