Sobre Moratinos y la lucha contra el antisemitismo en la ONU

Desde que Miguel Ángel Moratinos se propuso convertirse en principal responsable de monitorizar el antisemitismo desde la ONU, ACOM advirtió de su incapacidad e inadecuación para el puesto. Huelga decir que cualquiera en ese cargo que quiera cumplir con su cometido deberá monitorizar muy principalmente a la propia organización para la que trabaja. Una de las razones por las que la ONU ha perdido su antiguo prestigio es el permanente sesgo antiisraelí manteniendo durante las últimas décadas. Un sesgo descomunal a la hora de evaluar las actuaciones de los Estados del mundo. La inclusión de dictaduras sangrientas en los órganos de la ONU valedores de los derechos humanos, o el vergonzoso silencio con que esconde o justifica los abusos de las más crueles tiranías, contrasta obscenamente con la implacable y sistemática condena de la única democracia liberal presente en esa zona del mundo.

Así pues, que la ONU diga estar monitorizando el antisemitismo es de por sí una broma pesada. Solo en esa siniestra ironía, en ese disfraz, en la estafa moral de pretender que te preocupa lo que tú mismo promueves, encuentra sentido que alguien como Moratinos sea la cara visible del ultraje institucional. El señor Moratinos ha organizado una reunión intergubernamental (Córdoba, España, 20 de junio) donde supuestamente se buscarán avances en la lucha contra el antisemitismo. Ojalá existiera alguna posibilidad de creer en sus palabras, desmentidas no solo por las incontables resoluciones de la ONU que aplican un doble baremo, sino por la propia carrera política de Moratinos, cuyo empeño en encargarse, precisamente, de este tema permite sospechar algo enfermizo.

Desde luego, para los cometidos declarados de su cargo Moratinos carece de crédito, y nada cabe esperar de la reunión de Córdoba. Acaso más decisiones contrarias a Israel. Moratinos llegó a su cargo actual desde la alta representación en otra agencia de la ONU, la Alianza de civilizaciones, que fue financiada principalmente por Turquía, España y Catar. Durante su carrera política, sus posicionamientos han sido sistemáticamente hostiles al Estado de Israel. Esa puede ser una de las razones que impiden a la ONU adoptar siquiera una definición de antisemitismo. En todo caso, las posiciones de Moratinos encajan con la definición del IHRA, que las Naciones Unidas se niegan a admitir. Con ese marco inexistente llegarán a Córdoba.

Moratinos no ha sido un agente neutral en materia de antisemitismo. Aportamos a continuación algunas pruebas de su sesgo. Siendo ministro de Exteriores de España, encabezó una misión a Gaza anunciada por el entonces presidente Zapatero en rueda de prensa conjunta con Bachar al Assad. Allí se advirtió a Israel que la misión sería “exigente”. Se alió con Irán para exigir a EEUU respeto a la integridad territorial de Siria. Su aproximación al régimen de los ayatolás llevó a la organización humanitaria Movimiento contra la intolerancia a exigir de Moratinos una condena a Irán en la ONU. Desde el Gobierno español financió un “Congreso de feminismo islámico” patrocinado por Irán. Apoyó una declaración unilateral de independencia del Estado de Palestina. Reivindicó como legado de Arafat la idea de que la negociación es lo que conduce a la paz, olvidando que fue Arafat quien frustró en el último momento —contra toda lógica y desdiciéndose de sus posiciones previas— la paz negociada que más cerca ha estado de materializarse. Blanqueó los vínculos de Bachar al Assad con Irán. Declaró que “la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel es errónea, rupturista y muy peligrosa”. Lo que no ha hecho Moratinos es condenar los pronunciamientos antisemitas de la activista antiisraelí Francesca Albanese, ahora Relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios controlados por la Autoridad Palestina. Según Albanese, “el lobby judío” ha tomado el control de los EEUU, “el lobby israelí” controla la BBC, Israel comenzó la guerra por codicia y, además, no tiene derecho a la autodefensa cuando es atacada con misiles. Ante esta retórica podrida, Moratinos calla. No hace falta que venga a Córdoba.